La Generación del 45 en la literatura brasileña se caracteriza por una fase de transformación profunda y renovación estilística. Esta tercera fase, a menudo denominada como una etapa de "maduración crítica", no solo representó un cambio en la forma y el contenido de la literatura, sino que también marcó un periodo de reflexión sobre el papel del arte en la sociedad. Aquí exploraremos cómo se puede describir esta tercera fase, abordando sus características principales, influencias y figuras destacadas, con ejemplos representativos.La Generación del 45 surgió en un Brasil que estaba atravesando un proceso de industrialización y modernización acelerada. Después de la Segunda Guerra Mundial, el país vivió un momento de efervescencia cultural y política. La literatura de esta generación se distingue por un enfoque crítico y una búsqueda de nuevos caminos literarios, rompiendo con el nacionalismo y las propuestas modernistas de décadas anteriores. Esta tercera fase se destaca por un alejamiento del regionalismo y una exploración más universal y existencialista, reflejando la incertidumbre y el desencanto de la posguerra.Características de la tercera faseExploración de la subjetividad: Los escritores de esta etapa muestran un interés renovado por la psicología de los personajes y la exploración de la subjetividad. Esto se refleja en la complejidad de sus personajes, que a menudo se enfrentan a dilemas existenciales y conflictos internos. La literatura se convierte en un medio para explorar la alienación, la angustia y el sentido de la vida en un mundo cambiante.Universalismo y cosmopolitismo: A diferencia de las fases anteriores, la tercera fase se caracteriza por una perspectiva más cosmopolita. Los escritores brasileños comenzaron a dialogar más intensamente con las corrientes literarias internacionales, especialmente con el existencialismo y el realismo mágico. Esto permitió una ampliación de los temas y estilos, enriqueciendo la literatura brasileña con nuevas influencias.Lenguaje y experimentación formal: La preocupación por la precisión del lenguaje y la búsqueda de nuevas formas de expresión son características fundamentales de esta etapa. Los autores experimentaron con la estructura narrativa, el punto de vista y el estilo, buscando una mayor libertad creativa. Esta experimentación no solo se limitó a la prosa, sino que también se extendió a la poesía, donde se observó una mayor exploración de la forma y el ritmo.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.En esta fase, destacan autores como Clarice Lispector, cuya obra explora la complejidad de la experiencia humana con un estilo único y profundamente introspectivo. Su novela "La pasión según G.H." es un ejemplo claro de esta introspección y cuestionamiento existencial. Lispector utiliza un lenguaje lírico y simbólico para narrar la transformación interna de una mujer al enfrentarse a una situación inesperada. Otro referente es João Cabral de Melo Neto, conocido por su poesía rigurosa y despojada, que contrasta con la emocionalidad y el lirismo de otros poetas de su tiempo. Su obra "Morte e Vida Severina" es un poema dramático que aborda la vida de los trabajadores rurales del noreste de Brasil, utilizando un lenguaje preciso y económico para retratar su dura realidad. Guimarães Rosa, con su innovadora novela "Gran Sertón: Veredas", también se destaca en esta tercera fase. La obra es un ejemplo magistral de experimentación con el lenguaje y la narrativa, utilizando un portugués arcaico y regional para contar una historia de amor, violencia y redención en el sertão brasileño.La tercera fase de la Generación del 45 en Brasil representa un momento crucial de la literatura brasileña, donde la exploración de la subjetividad, el universalismo y la experimentación formal convergen para crear obras de profunda introspección y resonancia universal. Los autores de esta etapa no solo reflejan las tensiones y transformaciones de su tiempo, sino que también contribuyen a expandir los límites de la literatura, ofreciendo una visión más amplia y compleja de la condición humana.No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Un poco cansada, con las compras deformando la nueva bolsa de malla, Ana subió al tranvía. Depositó la bolsa sobre las rodillas y el tranvía comenzó a andar. Entonces se recostó en el banco en busca de comodidad, con un suspiro casi de satisfacción. Los hijos de Ana eran buenos, algo verdadero y jugoso. Crecían, se bañaban, exigían, malcriados, por momentos cada vez más completos. La cocina era espaciosa, el fogón estaba descompuesto y hacía explosiones. El calor era fuerte en el departamento que estaban pagando de a poco. Pero el viento golpeando las cortinas que ella misma había cortado recordaba que si quería podía enjugarse la frente, mirando el calmo horizonte. Lo mismo que un labrador. Ella había plantado las simientes que tenía en la mano, no las otras, sino esas mismas. Y los árboles crecían.Crecía su rápida conversación con el cobrador de la luz, crecía el agua llenando la pileta, crecían sus hijos, crecía la mesa con comidas, el marido llegando con los diarios y sonriendo de hambre, el canto importuno de las sirvientas del edificio. Ana prestaba a todo, tranquilamente, su mano pequeña y fuerte, su corriente de vida. Cierta hora de la tarde era la más peligrosa. A cierta hora de la tarde los árboles que ella había plantado se reían de ella. Cuando ya no precisaba más de su fuerza, se inquietaba. Sin embargo, se sentía más sólida que nunca, su cuerpo había engrosado un poco, y había que ver la forma en que cortaba blusas para los chicos, con la gran tijera restallando sobre el género. Todo su deseo vagamente artístico hacía mucho que se había encaminado a transformar los días bien realizados y hermosos; con el tiempo su gusto por lo decorativo se había desarrollado suplantando su íntimo desorden. Parecía haber descubierto que todo era susceptible de perfeccionamiento, que a cada cosa se prestaría una apariencia armoniosa; la vida podría ser hecha por la mano del hombre.En el fondo, Ana siempre había tenido necesidad de sentir la raíz firme de las cosas. Y eso le había dado un hogar, sorprendentemente. Por caminos torcidos había venido a caer en un destino de mujer, con la sorpresa de caber en él como si ella lo hubiera inventado. El hombre con el que se había casado era un hombre de verdad, los hijos que habían tenido eran hijos de verdad. Su juventud anterior le parecía tan extraña como una enfermedad de vida. Había surgido de ella muy pronto para descubrir que también sin la felicidad se vivía: aboliéndola, había encontrado una legión de personas, antes invisibles, que vivían como quien trabaja con persistencia, continuidad, alegría. Lo que le había sucedido a Ana antes de tener su hogar ya estaba para siempre fuera de su alcance: era una exaltación perturbada a la que tantas veces había confundido con una insoportable felicidad. A cambio de eso, había creado algo al fin comprensible, una vida de adulto. Así lo había querido ella y así lo había escogido. Su precaución se reducía a cuidarse en la hora peligrosa de la tarde, cuando la casa estaba vacía y sin necesitar ya de ella, el sol alto, y cada miembro de la familia distribuido en sus ocupaciones. Mirando los muebles limpios, su corazón se apretaba un poco con espanto. Pero en su vida no había lugar para sentir ternura por su espanto: ella lo sofocaba con la misma habilidad que le habían transmitido los trabajos de la casa. Entonces salía para hacer las compras o llevar objetos para arreglar, cuidando del hogar y de la familia y en rebeldía con ellos. Cuando volvía ya era el final de la tarde y los niños, de regreso del colegio, le exigían. Así llegaba la noche, con su tranquila vibración. De mañana despertaba aureolada por los tranquilos deberes. Nuevamente encontraba los muebles sucios y llenos de polvo, como si regresaran arrepentidos. En cuanto a ella misma, formaba oscuramente parte de las raíces negras y suaves del mundo. Y alimentaba anónimamente la vida. Y eso estaba bien. Así lo había querido y elegido ella.El tranvía vacilaba sobre las vías, entraba en calles anchas. Enseguida soplaba un viento más húmedo anunciando, mucho más que el fin de la tarde, el final de la hora inestable. Ana respiró profundamente y una gran aceptación dio a su rostro un aire de mujer.El tranvía se arrastraba, enseguida se detenía. Hasta la calle Humaitá tenía tiempo de descansar. Fue entonces cuando miró hacia el hombre detenido en la parada. La diferencia entre él y los otros es que él estaba realmente detenido. De pie, sus manos se mantenían extendidas. Era un ciego.¿Qué otra cosa había hecho que Ana se fijase erizada de desconfianza? Algo inquietante estaba pasando. Entonces lo advirtió: el ciego masticaba chicle… Un hombre ciego masticaba chicle.Ana todavía tuvo tiempo de pensar por un segundo que los hermanos irían a comer; el corazón le latía con violencia, espaciadamente. Inclinada, miraba al ciego profundamente, como se mira lo que no nos ve. Él masticaba goma en la oscuridad. Sin sufrimiento, con los ojos abiertos. El movimiento, al masticar, lo hacía parecer sonriente y de pronto dejó de sonreír, sonreír y dejar de sonreír -como si él la hubiese insultado, Ana lo miraba. Y quien la viese tendría la impresión de una mujer con odio. Pero continuaba mirándolo, cada vez más inclinada -el tranvía arrancó súbitamente, arrojándola desprevenida hacia atrás y la pesada bolsa de malla rodó de su regazo y cayó en el suelo. Ana dio un grito y el conductor dio la orden de parar antes de saber de qué se trataba; el tranvía se detuvo, los pasajeros miraron asustados. Incapaz de moverse para recoger sus compras, Ana se irguió pálida. Una expresión desde hacía tiempo no usada en el rostro resurgía con dificultad, todavía incierta, incomprensible. El muchacho de los diarios reía entregándole sus paquetes. Pero los huevos se habían quebrado en el paquete de papel de diario. Yemas amarillas y viscosas se pegoteaban entre los hilos de la malla. El ciego había interrumpido su tarea de masticar chicle y extendía las manos inseguras, intentando inútilmente percibir lo que estaba sucediendo. El paquete de los huevos fue arrojado fuera de la bolsa y, entre las sonrisas de los pasajeros y la señal del conductor, el tranvía reinició nuevamente la marcha.Pocos instantes después ya nadie la miraba. El tranvía se sacudía sobre los rieles y el ciego masticando chicle había quedado atrás para siempre. Pero el mal ya estaba hecho.La bolsa de malla era áspera entre sus dedos, no íntima como cuando la había tejido. La bolsa había perdido el sentido, y estar en un tranvía era un hilo roto; no sabía qué hacer con las compras en el regazo. Y como una extraña música, el mundo recomenzaba a su alrededor. El mal estaba hecho. ¿Por qué?, ¿acaso se había olvidado de que había ciegos? La piedad la sofocaba, y Ana respiraba con dificultad. Aun las cosas que existían antes de lo sucedido ahora estaban precavidas, tenían un aire hostil, perecedero… El mundo nuevamente se había transformado en un malestar. Varios años se desmoronaban, las yemas amarillas se escurrían. Expulsada de sus propios días, le parecía que las personas en la calle corrían peligro, que se mantenían por un mínimo equilibrio, por azar, en la oscuridad; y por un momento la falta de sentido las dejaba tan libres que ellas no sabían hacia dónde ir. Notar una ausencia de ley fue tan súbito que Ana se agarró al asiento de enfrente, como si se pudiera caer del tranvía, como si las cosas pudieran ser revertidas con la misma calma con que no lo eran. Aquello que ella llamaba crisis había venido, finalmente. Y su marca era el placer intenso con que ahora gozaba de las cosas, sufriendo espantada. El calor se había vuelto menos sofocante, todo había ganado una fuerza y unas voces más altas. En la calle Voluntarios de la Patria parecía que estaba pronta a estallar una revolución. Las rejas de las cloacas estaban secas, el aire cargado de polvo. Un ciego mascando chicle había sumergido al mundo en oscura impaciencia. En cada persona fuerte estaba ausente la piedad por el ciego, y las personas la asustaban con el vigor que poseían. Junto a ella había una señora de azul, ¡con un rostro! Desvió la mirada, rápido. ¡En la acera, una mujer dio un empujón al hijo! Dos novios entrelazaban los dedos sonriendo… ¿Y el ciego? Ana se había deslizado hacia una bondad extremadamente dolorosa.Ella había calmado tan bien a la vida, había cuidado tanto que no explotara. Mantenía todo en serena comprensión, separaba una persona de las otras, las ropas estaban claramente hechas para ser usadas y se podía elegir por el diario la película de la noche, todo hecho de tal modo que un día sucediera al otro. Y un ciego masticando chicle lo había destrozado todo. A través de la piedad a Ana se le aparecía una vida llena de náusea dulce, hasta la boca.Solamente entonces percibió que hacía mucho que había pasado la parada para descender. En la debilidad en que estaba, todo la alcanzaba con un susto; descendió del tranvía con piernas débiles, miró a su alrededor, asegurando la bolsa de malla sucia de huevo. Por un momento no consiguió orientarse. Le parecía haber descendido en medio de la noche.Era una calle larga, con altos muros amarillos. Su corazón latía con miedo, ella buscaba inútilmente reconocer los alrededores, mientras la vida que había descubierto continuaba latiendo y un viento más tibio y más misterioso le rodeaba el rostro. Se quedó parada mirando el muro. Al fin pudo ubicarse. Caminando un poco más a lo largo de la tapia, cruzó los portones del Jardín Botánico.Caminaba pesadamente por la alameda central, entre los cocoteros. No había nadie en el Jardín. Dejó los paquetes en el suelo, se sentó en un banco de un atajo y allí se quedó por algún tiempo.La vastedad parecía calmarla, el silencio regulaba su respiración. Ella se adormecía dentro de sí.De lejos se veía la hilera de árboles donde la tarde era clara y redonda. Pero la penumbra de las ramas cubría el atajo.A su alrededor se escuchaban ruidos serenos, olor a árboles, pequeñas sorpresas entre los “cipós”. Todo el Jardín era triturado por los instantes ya más apresurados de la tarde. ¿De dónde venía el medio sueño por el cual estaba rodeada? Como por un zumbar de abejas y de aves. Todo era extraño, demasiado suave, demasiado grande. Un movimiento leve e íntimo la sobresaltó: se volvió rápida. Nada parecía haberse movido. Pero en la alameda central estaba inmóvil un poderoso gato. Su pelaje era suave. En una nueva marcha silenciosa, desapareció.Inquieta, miró en torno. Las ramas se balanceaban, las sombras vacilaban sobre el suelo. Un gorrión escarbaba en la tierra. Y de repente, con malestar, le pareció haber caído en una emboscada. En el Jardín se hacía un trabajo secreto del cual ella comenzaba a apercibirse.En los árboles las frutas eran negras, dulces como la miel. En el suelo había carozos llenos de orificios, como pequeños cerebros podridos. El banco estaba manchado de jugos violetas. Con suavidad intensa las aguas rumoreaban. En el tronco del árbol se pegaban las lujosas patas de una araña. La crudeza del mundo era tranquila. El asesinato era profundo. Y la muerte no era aquello que pensábamos.Al mismo tiempo que imaginario, era un mundo para comerlo con los dientes, un mundo de grandes dalias y tulipanes. Los troncos eran recorridos por parásitos con hojas, y el abrazo era suave, apretado. Como el rechazo que precedía a una entrega, era fascinante, la mujer sentía asco, y a la vez era fascinada.Los árboles estaban cargados, el mundo era tan rico que se pudría. Cuando Ana pensó que había niños y hombres grandes con hambre, la náusea le subió a la garganta, como si ella estuviera grávida y abandonada. La moral del Jardín era otra. Ahora que el ciego la había guiado hasta él, se estremecía en los primeros pasos de un mundo brillante, sombrío, donde las victorias-regias flotaban, monstruosas. Las pequeñas flores esparcidas sobre el césped no le parecían amarillas o rosadas, sino del color de un mal oro y escarlatas. La descomposición era profunda, perfumada… Pero todas las pesadas cosas eran vistas por ella con la cabeza rodeada de un enjambre de insectos, enviados por la vida más delicada del mundo. La brisa se insinuaba entre las flores. Ana, más adivinaba que sentía su olor dulzón… El Jardín era tan bonito que ella tuvo miedo del Infierno.Ahora era casi noche y todo parecía lleno, pesado, un esquilo pareció volar con la sombra. Bajo los pies la tierra estaba fofa, Ana la aspiraba con delicia. Era fascinante, y ella se sentía mareada.Pero cuando recordó a los niños, frente a los cuales se había vuelto culpable, se irguió con una exclamación de dolor. Tomó el paquete, avanzó por el atajo oscuro y alcanzó la alameda. Casi corría, y veía el Jardín en torno de ella, con su soberbia impersonalidad. Sacudió los portones cerrados, los sacudía apretando la madera áspera. El cuidador apareció asustado por no haberla visto.Hasta que no llegó a la puerta del edificio, había parecido estar al borde del desastre. Corrió con la bolsa hasta el ascensor, su alma golpeaba en el pecho: ¿qué sucedía? La piedad por el ciego era muy violenta, como una ansiedad, pero el mundo le parecía suyo, sucio, perecedero, suyo. Abrió la puerta de la casa. La sala era grande, cuadrada, los picaportes brillaban limpios, los vidrios de las ventanas brillaban, la lámpara brillaba: ¿qué nueva tierra era ésa? Y por un instante la vida sana que hasta entonces llevara le pareció una manera moralmente loca de vivir. El niño que se acercó corriendo era un ser de piernas largas y rostro igual al suyo, que corría y la abrazaba. Lo apretó con fuerza, con espanto. Se protegía trémula. Porque la vida era peligrosa. Ella amaba el mundo, amaba cuanto había sido creado, amaba con repugnancia. Del mismo modo en que siempre había sido fascinada por las ostras, con aquel vago sentimiento de asco que la proximidad de la verdad le provocaba, avisándola. Abrazó al hijo casi hasta el punto de estrujarlo. Como si supiera de un mal -¿el ciego o el hermoso Jardín Botánico?- se prendía a él, a quien quería por encima de todo. Había sido alcanzada por el demonio de la fe. La vida es horrible, dijo muy bajo, hambrienta. ¿Qué haría en caso de seguir el llamado del ciego? Iría sola… Había lugares pobres y ricos que necesitaban de ella. Ella precisaba de ellos…-Tengo miedo -dijo. Sentía las costillas delicadas de la criatura entre los brazos, escuchó su llanto asustado.-Mamá -exclamó el niño. Lo alejó de sí, miró aquel rostro, su corazón se crispó.-No dejes que mamá te olvide -le dijo.El niño, apenas sintió que el abrazo se aflojaba, escapó y corrió hasta la puerta de la habitación, de donde la miró más seguro. Era la peor mirada que jamás había recibido. La sangre le subió al rostro, afiebrándolo.Se dejó caer en una silla, con los dedos todavía presos en la bolsa de malla. ¿De qué tenía vergüenza?No había cómo huir. Los días que ella había forjado se habían roto en la costra y el agua se escapaba. Estaba delante de la ostra. Y no sabía cómo mirarla. ¿De qué tenía vergüenza? Porque ya no se trataba de piedad, no era solamente piedad: su corazón se había llenado con el peor deseo de vivir.Ya no sabía si estaba del otro lado del ciego o de las espesas plantas. El hombre poco a poco se había distanciado, y torturada, ella parecía haber pasado para el lado de los que le habían herido los ojos. El Jardín Botánico, tranquilo y alto, la revelaba. Con horror descubría que ella pertenecía a la parte fuerte del mundo -¿y qué nombre se debería dar a su misericordia violenta? Sería obligada a besar al leproso, pues nunca sería solamente su hermana. Un ciego me llevó hasta lo peor de mí misma, pensó asustada. Sentíase expulsada porque ningún pobre bebería agua en sus manos ardientes. ¡Ah!, ¡era más fácil ser un santo que una persona! Por Dios, ¿no había sido verdadera la piedad que sondeara en su corazón las aguas más profundas? Pero era una piedad de león.Humillada, sabía que el ciego preferiría un amor más pobre. Y, estremeciéndose, también sabía por qué. La vida del Jardín Botánico la llamaba como el lobo es llamado por la luna. ¡Oh, pero ella amaba al ciego!, pensó con los ojos humedecidos. Sin embargo, no era con ese sentimiento con el que se va a la iglesia. Estoy con miedo, se dijo, sola en la sala. Se levantó y fue a la cocina para ayudar a la sirvienta a preparar la cena.Pero la vida la estremecía, como un frío. Oía la campana de la escuela, lejana y constante. El pequeño horror del polvo ligando en hilos la parte inferior del fogón, donde descubrió la pequeña araña. Llevando el florero para cambiar el agua -estaba el horror de la flor entregándose lánguida y asquerosa a sus manos. El mismo trabajo secreto se hacía allí en la cocina. Cerca de la lata de basura, aplastó con el pie a una hormiga. El pequeño asesinato de la hormiga. El pequeño cuerpo temblaba. Las gotas de agua caían en el agua inmóvil de la pileta. Los abejorros de verano. El horror de los abejorros inexpresivos. Horror, horror. Caminaba de un lado para otro en la cocina, cortando los bifes, batiendo la crema. En torno a su cabeza, en una ronda, en torno de la luz, los mosquitos de una noche cálida. Una noche en que la piedad era tan cruda como el mal amor. Entre los dos senos corría el sudor. La fe se quebrantaba, el calor del horno ardía en sus ojos.Después vino el marido, vinieron los hermanos y sus mujeres, vinieron los hijos de los hermanos.Comieron con las ventanas todas abiertas, en el noveno piso. Un avión estremecía, amenazando en el calor del cielo. A pesar de haber usado pocos huevos, la comida estaba buena. También sus chicos se quedaron despiertos, jugando en la alfombra con los otros. Era verano, sería inútil obligarlos a ir a dormir. Ana estaba un poco pálida y reía suavemente con los otros.Finalmente, después de la comida, la primera brisa más fresca entró por las ventanas. Ellos rodeaban la mesa, ellos, la familia. Cansados del día, felices al no disentir, bien dispuestos a no ver defectos. Se reían de todo, con el corazón bondadoso y humano. Los chicos crecían admirablemente alrededor de ellos. Y como a una mariposa, Ana sujetó el instante entre los dedos antes que desapareciera para siempre.Después, cuando todos se fueron y los chicos estaban acostados, ella era una mujer inerte que miraba por la ventana. La ciudad estaba adormecida y caliente. Y lo que el ciego había desencadenado, ¿cabría en sus días? ¿Cuántos años le llevaría envejecer de nuevo? Cualquier movimiento de ella, y pisaría a uno de los chicos. Pero con una maldad de amante, parecía aceptar que de la flor saliera el mosquito, que las victorias-regias flotasen en la oscuridad del lago. El ciego pendía entre los frutos del Jardín Botánico.¡Si ella fuera un abejorro del fogón, el fuego ya habría abrasado toda la casa!, pensó corriendo hacia la cocina y tropezando con su marido frente al café derramado.-¿Qué fue? -gritó vibrando toda.Él se asustó por el miedo de la mujer. Y de repente rió, entendiendo:-No fue nada -dijo-, soy un descuidado -parecía cansado, con ojeras.Pero ante el extraño rostro de Ana, la observó con mayor atención. Después la atrajo hacia sí, en rápida caricia.-¡No quiero que te suceda nada, nunca! -dijo ella.-Deja que por lo menos me suceda que el fogón explote -respondió él sonriendo. Ella continuó sin fuerzas en sus brazos.Ese día, en la tarde, algo tranquilo había estallado, y en toda la casa había un clima humorístico, triste.-Es hora de dormir -dijo él-, es tarde.En un gesto que no era de él, pero que le pareció natural, tomó la mano de la mujer, llevándola consigo sin mirar para atrás, alejándola del peligro de vivir. Había terminado el vértigo de la bondad.Había atravesado el amor y su infierno; ahora peinábase delante del espejo, por un momento sin ningún mundo en el corazón. Antes de acostarse, como si apagara una vela, sopló la pequeña llama del día.
Hablar de la obra de Clarice Lispector es hablar de uno de los mayores mitos de la literatura de la segunda mitad del siglo XX y a la vez es una invitación a conocer esa extraña mujer que a través de sus obras permite ver, cual si fuera un velo, rastros de su vida artística, de la incomprensible lógica de su mundo y su madurez que, envuelta en llamas, le augura una cercanía inexorable con la muerte.Chaya Pinkhasovna Lispector nació el 10 de diciembre de 1920 en Tchetchelnik, un pueblo ucraniano en medio del frío y la hambruna, y fue la tercera hija del matrimonio de una pareja de origen judío que huía en una época de convulsión social. Al año siguiente de su nacimiento, su familia tuvo que huir de los constantes pogromos antijudíos del Imperio Ruso, primero a la región de Moldavia y más tarde, en 1922 a la ciudad de Maceió (la capital del estado de Alagoas), donde vivían desde hace tiempo unos familiares suyos. Al llegar a Brasil, la familia cambió sus nombres: su padre, Pinkhas, se convirtió en Pedro, su madre, Mania, en Marieta, y ella, Chaya, recibió un nuevo nombre: Clarice.Tras vivir una década lejos de su tierra y despojada absolutamente de todo, la madre de Clarice, que había sido violada durante la Primera Guerra Mundial, murió de sífilis, misma enfermedad que había contraído desde que fue abusada. Sin embargo, aunque Clarice siempre supo sobre su origen, la muerte de su madre marcó en ella un profundo sentimiento de culpa que atravesaría su vida y su obra creativa como escritora. A los diez años, Clarice se mudó con su familia a Rio de Janeiro y gracias al empeño que había puesto el padre sobre su excepcional talento, pudo ingresar en uno de los reductos de la élite, la Facultad de Derecho Nacional de la Universidad de Brasil. Pese al esfuerzo, ella perseguí su sueño en las redacciones de los periódicos más prestigiosos y leídos de Brasilia.El mismo año en que publicó su primera historia conocida, "El triunfo", su padre muere, por lo que antes de cumplir los 20 años, Clarice ya era huérfana. Al año siguiente publicó "Cerca del corazón salvaje", por la que recibió el premio Graça Aranha como mejor novela. Aunque en 1943 Clarice se casó con el diplomático Maury Gurgel Valente, un viejo amigo al que conoció mientras estudiaba Derecho, acabó separándose de este en 1959, tras lo que ella siempre llamó "una aburrida vida de esposa perfecta". Durante este tiempo, viajó a Napoles donde fue voluntaria en los hospitales que atendían a soldados brasileños heridos en el campo de batalla durante la Segunda Guerra Mundial.Pese a ser una incansable viajera, Clarice nunca se encontró acogida en algún otro lugar que no fuera Brasil. La lejanía con esa tropical tierra que le acogió cuando no superaba los cinco años de edad, despertó en ella un profundo letargo de depresión del que solo podía escapar dándole rienda suelta a su inquieta narrativa. Para 1949, Lispector publica "La ciudad sitiada", en 1952 publica "Algunos cuentos" y en 1954 se publicó la primera traducción al francés de "Cerca del corazón salvaje".Aunque se había afincado en Berna hacía algunos años atrás, Clarice decide regresar a Brasil en 1959, donde publicó "Lazos de familia", un libro de cuentos bastante aplaudido por la crítica, y un año más tarde la novela "La manzana en la oscuridad", que fue llevada al teatro años más tarde. Sin embargo, fue en 1963 cuando Clarice publicó la que es considerada su obra maestra, "La pasión según G.H.".Su inexpugnable personalidad era única: pocas veces se presentaba en las entrevistas, y si lo hacía, sus lacónicas y esquivas respuestas enfurecían al mundo. Para 1966, mientras la escritora dormía, un cigarrillo encendido en su dormitorio acabó por incendiarlo y a ella, por propinarle quemaduras en gran parte de su cuerpo. Aunque su mano derecho se vio muy afectada y por poco tuvo que ser amputada, nunca pudo recuperar su movilidad y como si fuera poco, el accidente acabó por afectar su estado de ánimo y las notables cicatrices en su cuerpo le causaron continuas depresiones.Clarice Lispector falleció en Río de Janeiro el 9 de diciembre de 1977 a los 56 años, en la víspera de su cumpleaños, víctima de un cáncer que no fue detectado a tiempo. Fue enterrada días después en el cementerio de Cajú y su lápida lleva su nombre en hebreo: Chaya Bat Pinkhas, “la hija de Pinkhas”.
Clarice Lispector es considerada una de las grandes escritoras brasileñas de la segunda mitad del siglo XX. Su estilo y prosa quebraron los moldes que existían en la época y abrieron un panorama para los detalles de la cotidianidad y los relatos en primera persona. Era distinta desde su pluma hasta su imagen y esa extrañeza se convirtió en su fuerza. Declaró siempre “No escribo para agradar a nadie” y marcó la tercera fase de la Generación del 45 en Brasil.Sin mayor apuesta que la honestidad y la escritura, Lispector sigue siendo una lectura pendiente y obligada. No en vano lleva un siglo conquistando lectores en todo el mundo. Lean aquí cinco poemas para recordarla, para hundirse y naufragar en sus libros.Es allí a donde voy, de SilencioMás allá de la oreja existe un sonido, la extremidad de la mirada un aspecto, las puntas de los dedos un objeto: es allí a donde voy.La punta del lápiz el trazo. Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de alegría otra alegría, en la punta de la espalda magia: es allí a donde voy.En la punta del pie el salto. Parece historia de alguien que fue y no volvió: es allí a donde voy. ¿ O no voy? Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas.Si continúan mágicas. ¿Realidad? Te espero. Es allí a donde voy. En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra “tertulia”, y no sé dónde ni cuándo.Al lado de la tertulia está la familia. Al lado de la familia estoy yo. Al lado de mí estoy yo. Es hacia mí a dónde voy. Y de mí salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe.Después de muerta es hacia la realidad adonde voy. Mientras tanto, lo que hay es un sueño. Sueño fatídico. Pero después, después de todo es real.Y el alma libre busca un canto para acomodarse.Soy un yo que anuncia. No sé de qué estoy hablando.Estoy hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y alguien me dirá con amor mi nombre. Es hacia mi pobre nombre adonde voy. Y de allá vuelvo para llamar al nombre del ser amado y de los hijos. Ellos me responderán. Al fin tendré una respuesta. ¿Qué respuesta? La del amor. Amor: yo os amo tanto.Yo amo el amor. El amor es rojo. Los celos son verdes. Mis ojos son verdes tan oscuros que en las fotografías salen negros.Mi secreto es tener los ojos verdes y que nadie lo sepa. En la extremidad de mí estoy yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se lamenta.Pero la que canta. La que dice palabras. ¿Palabras al viento? Qué importa, los vientos las traen de nuevo y yo las poseo. Yo al lado del viento. La colina de los vientos aullantes me llama. Voy, bruja que soy. Y me transmuto. Oh, cachorro, ¿dónde esta tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero lentamente. ¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor. Y cerca del amor estamos nosotros.PerfecciónLo que me tranquilizaes que todo lo que existeexiste con absoluta precisión.Cualquier cosa del tamaño de una cabeza de alfilerno se desborda ni una fracción de milímetromás allá del tamaño de una cabeza de alfiler.Todo lo que existe es de gran precisión.Lástima que la mayor parte de lo que existecon esta exactitudes técnicamente invisible para nosotros.Lo bueno es que la verdad nos llegacomo un sentido secreto de las cosas.Terminamos adivinando, confundidos,sobre la perfección.Hora y tiempo para todo"¿Por qué hay mujeres que nunca se acuerdan de mirar el reloj cuando van a salir?Por eso es normal verlas, por la mañana temprano, camino de la oficina,ya cargadas de pinturas, joyas y perfumes, ostentando vistosos atuendos.No notan el ridículo que hacen.Otras, exagerando lo que pretenden que sea su sencillez, se presentan en cualquierlugar, en horario nocturno, a veces incluso en reuniones encasas particulares, con sandalias, faldas y blusas deportivas,cuando no con pantalones y los peinados menos indicados.Una mujer elegante no hace esto.Para ésta el lugar y la hora son factores importantes para la tarea de vestirse bien y presentarse bien.Tan importantes como la edad en relación con la moda, el maquillaje y el peinado.Si no quieres ser objeto de críticas irónicas, de risitas,antes de empezar a arreglarte, antes de elegir el peinado y el vestido que vas a llevar,mírate primero a ti misma: «¿qué edad aparento?».Después tu tipo: «¿no estaré un poco gorda (o delgada) para llevar esto?».Después el reloj.Todo esto, claro, después de haber decidido si vas a un lugar donde se exige ropa deportiva o traje de vestir.He venido a escribirte, es decir, a ser“En la extremidad de mí estoy yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se lamenta. Pero la que canta. La que dice palabras.¿Palabras al viento? Qué importa, los vientos las traen de nuevo y yo las poseo.Yo al lado del viento. La colina de los vientos aullantes me llama. Voy, bruja que soy.Y me transmuto.Oh, cachorro, ¿dónde está tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero lentamente.¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor. Y cerca del amor estamos nosotros”.
El largometraje, que fue dirigido por Óscar y Tito Catacora, fue seleccionado por un comité conformado por especialistas del sector cinematográfico nacional, propuestos por los gremios cinematográficos e instituciones educativas.En el caso de los premios Óscar, que otorga la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos, la cinta peruana buscará alcanzar una nominación en la categoría de Mejor Largometraje Internacional.En ese sentido, el Ministerio de Cultura informó que la lista corta de películas en carrera por estos premios será anunciada el 17 de diciembre próximo.El largometraje peruano, que se estrenó en los cines nacionales, a nivel comercial, el 4 de abril de 2024 y se mantuvo seis semanas en cartelera, también competirá por ser uno de las nominados en la categoría de Mejor Película Iberoamericana de los Goya, una lista que se conocerá también en diciembre próximo.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.El Ministerio de Cultura explicó que solo actúa como facilitador del proceso de selección de la cinta que representa al país, pero no cuenta con integrantes en el comité, por lo que no tiene voto en el proceso de selección.En el caso de Yana-Wara, el ministerio recordó que recibió uno de los premios de los Estímulos Económicos que otorga el Concurso nacional de proyectos de largometrajes de ficción en lenguas originarias de 2018. De forma adicional, recibió estímulos económicos para su distribución en 2023.Yana Wara, fue el segundo largometraje del director peruano Oscar Catacora, quien falleció mientras lo rodaba en una localidad remota de la región sureña de Puno, por lo que esta fue concluido por su tío Tito Catacora.Narra la historia trágica de una niña de 13 años que enfrenta la adversidad y la violencia de género en los Andes, en una aproximación a este mundo que rompe la barrera ente el mito y la realidad, muestra la distancia cultural y la falta de acceso para entender cómo se percibe la realidad en las comunidades más alejadas del territorio peruano.En mayo pasado, Tito Catacora declaró que "en este país llamado Perú existen varias naciones" y que la obra busca mostrar "que el ser humano es cada vez más egocéntrico y piensa que la naturaleza está para dominarla y explotarla".🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
The Last of the Sea Women (Las últimas mujeres del mar) cuenta la historia de la comunidad matriarcal haenyeo, cuyos miembros se sostienen económicamente pescando en la isla surcoreana de Jeju, utilizando únicamente trajes de buzo, máscaras, aletas, cestas y anzuelos.La comunidad, declarada patrimonio cultural inmaterial de la Unesco en 2016, existe desde hace siglos, pero está en peligro, ya que muchas de las mujeres tienen ahora 60, 70 o incluso 80 años."Buscaba historias de mujeres... Quería historias de su resiliencia. Y cuando oí hablar de este proyecto a (la directora) Sue, pensé: 'Esto es exactamente lo que estoy buscando'", dijo Yousafzai en una entrevista junto a la directora coreano-estadounidense Sue Kim."Cuando veo las historias de las haenyeo, me inspiran sobre las posibilidades y las capacidades que las mujeres tienen en sus cuerpos, en sus mentes", agregó la activista de 27 años, que es una de las productoras de la película.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Mujeres impresionantesEn los años sesenta, 30.000 mujeres haenyeo extraían del mar desde caracoles hasta pulpos para mantener a sus familias. Hoy, ese número se ha reducido a 4.000.La película muestra a las mujeres hablando sobre su difícil trabajo, que implica aguantar la respiración bajo el agua hasta dos minutos, e incluye bellas imágenes submarinas de ellas en plena labor.Además explora cómo intentan revivir su cultura mediante la formación y la promoción de su trabajo en redes sociales, y cómo trabajan juntas para evitar la sobrepesca."Las conocí cuando era una niña y me impresionaron mucho, porque son muy seguras de sí mismas y audaces", explicó Kim, que debuta en la dirección de largometrajes."Son impresionantes. Son físicamente ágiles, hábiles y fuertes, y defienden el medio ambiente y se preocupan por la próxima generación", añadió.Cuando era adolescente, Yousafzai sobrevivió en 2012 a un intento de asesinato por parte de los talibanes por su campaña a favor de los derechos educativos de las niñas. En 2014, a los 17 años, fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz.La activista firmó un acuerdo con Apple TV+ en 2021 para promover contenidos centrados en mujeres y niñas y ha creado su propia productora."Contar historias ha formado parte de mi activismo, y creo que necesitamos crear plataformas y oportunidades para que las niñas y las mujeres reflexionen sobre el mundo tal y como lo ven", dijo Yousafzai.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
En Colombia, como en el mundo, los nombres de grandes ciudades y pueblos están acompañados por un sobrenombre que les otorga cierta mística, las describe y nutre el sentido de pertenencia de sus habitantes. Varios de ellos aluden a la infraestructura o el clima del lugar, tenemos “la ciudad de la eterna primavera”, “la Atenas Sudamericana”, “la ciudad de los parques” y hasta “la sucursal del cielo”, por mencionar algunas, pero hay una que ha hecho del arte su sinónimo, Ibagué, “la capital musical de Colombia”.Con fiestas y eventos culturales, Ibagué celebra un legado musical que día a día reivindica los ritmos tradicionales del país y en especial de la cordillera central, este año, por ejemplo, celebró la edición 38° del Festival Nacional de la Música Colombiana y la número 50° del Festival Folclórico Colombiano. Y se sumó la quinta edición del Ibagué Festival, llevado a cabo entre el 5 y el 8 de septiembre, con alrededor de seis mil asistentes a los conciertos, talleres y actividades que celebraron a los artistas nacidos en esta región.“Se trata de resignificar y llenar de contenido actual la vida musical de la ciudad y del departamento. Es necesario implementar una política musical integral que fortalezca y estimule los procesos musicales de lo urbano y lo rural, de lo popular y lo académico, de lo tradicional y lo contemporáneo, de la industria y el mercado musical, así como de la formación, la investigación y la circulación, para consolidar y proyectar con claridad y fuerza hacia el mundo, la voz propia de la región y su singularidad sonora”, aseguró Alejandro Mantilla, director artístico del festival.Los cuatro días del Ibagué festival tuvieron como punto central el llamado a los músicos oriundos de esta tierra, a aquellos que llevan su talento por el mundo, por el país y a quienes hacen parte del talento local haciéndole honor al título que ostenta la ciudad.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Uno de los artistas más destacados de la ciudad, reconocido por sus baladas de amor es el cantautor Santiago Cruz, encargado del concierto de apertura, que junto a la Orquesta sinfónica juvenil del Conservatorio de Ibagué y la Orquesta sinfónica del Conservatorio del Tolima, hicieron del Museo Panóptico de la ciudad un escenario para hablar de gratitud y reconciliación.“Es un sueño cumplido venir a tocar a mi ciudad con músicos del Conservatorio del Tolima, del Colegio Amina Melendro (Conservatorio de Ibagué), con profesores, en un lugar que es uno de los símbolos más hermosos y potentes de la transformación que tanto necesita este país, este panóptico que es motivo de orgullo para nosotros”, dijo Cruz antes de tocar frente a sus paisanos.En medio de las multitudes, tanto que quienes no lograron entrar al evento por un breve momento apelaron a los gritos y la fuerza, el artista dio un concierto sinfónico bajo la batuta del director Germán Gutiérrez, en el que no solo interpretó sus canciones más conocidas como Cuando regreses y Baja la guardia. También hubo un espacio para interpretar Te doy las gracias, que en esa ocasión dedicó a su tierra, e Hijos del calvario, dedicada a las víctimas del conflicto armado y que en 2022 Cruz, junto a la Comisión de la Verdad presentó en su ciudad antes víctimas del conflicto armado de la región.Tras la apertura, las jornadas del festival transcurrieron en medio de músicos de la diáspora que armonizaban la ciudad con un formato de música en las calles donde se presentaron artistas como Afro Fresh, Juliana Valdiri, Phonoclórica, el Cuarteto León Cardona y Tres Palos Ensamble.En simultáneo, músicos locales y de todo el país que visitaron la ciudad, asistieron a clases magistrales, talleres y conversatorios con artistas locales e invitados internacionales. El violinista Samuel Jiménez, por ejemplo, impartió una clase de técnicas y herramientas del violín y desde Francia, el Cuarteto Hermés brindó un taller a maestros sobre música de cámara.También, los escenarios musicales, la geografía de la ciudad y las vías de acceso fueron uno de los temas principales en un conversatorio dedicado a la diáspora musical del Tolima, en el que participaron Santiago Cruz, Jona Camacho, Ana Ospina, Germán Gutierréz, Samuel Jiménez y Juan Felipe Loaiza, todos músicos que han llevado su talento a otras ciudades del mundo.El festival tuvo como escenarios principales el panóptico, el Conservatorio del Tolima y el Teatro Tolima, lo que trae a colación la conservación y mantenimiento de los escenarios dispuestos para acoger las presentaciones musicales.La Concha Acústica dedicada al dueto de los maestros Darío Garzón y Eduardo Collazos, durante los últimos años ha sido la gran ausente de este tipo de eventos debido al deterioro y abandono en el que se encuentra. Sin embargo, se espera que la para la próxima edición del Festival Folclórico Colombiano esté en condiciones de recibir alrededor de cinco mil espectadores, según lo anunciado por la alcaldesa Johana Aranda el pasado 2 de julio en rueda de prensa.El jazz y la diversidad artística en IbaguéA los pasillos, bambucos y torbellinos que con su ritmo sacudieron los ocobos de flores rosadas y lilas se sumaron otros géneros que invitaron a públicos diversos a disfrutar de la música. Pasando por música clásica, rap, dancehall y un espacio especial para el jazz, el festival ofreció música para todos los gustos.“Uno de los rasgos diferenciales del Ibagué Festival es su apuesta por el encuentro entre las músicas y las demás expresiones artísticas. Es un diálogo intertextual entre lenguajes que articulan con autonomía sus estéticas, sus técnicas y sus formas expresivas”, aseguró Mantilla.Los hermanos Pimienta ambientaron el panóptico con La Etnnia que llenó el escenario de energía urbana y rap que, junto a las presentaciones de artistas locales como Afro Fresh y Phonoclórica, llevaron los ritmos locales a otros géneros y regiones.Por otro lado, el jazz estuvo presente a lo largo de los cuatro días, con la presentación del libro Kind of Blue, del periodista y melómano Juan Carlos Garay, y con la participación especial de la banda originaria de Nueva Orleans, Luisiana, los New Orleans Jazz Vipers. Con el ritmo de canciones de Fats Waller, Con Conrad, Duke Ellington, entre otros músicos aclamados en el jazz, acompañaron el inicio y el cierre del festival, además de liderar dos de los talleres para músicos en el Conservatorio del Tolima.César Augusto Zambrano, el maestro homenajeado en su natal IbaguéTras una presentación magistral del Cuarteto Hermès, visitantes desde Francia, el sábado fue, sin duda, el día más emotivo del evento, en el que se rindió homenaje al maestro César Augusto Zambrano, por parte de la Fundación Salvi, principal organizadora del festival.Al maestro, músicos, amigos y organizadores le agradecieron su compromiso indeclinable con el desarrollo cultural y educativo de su región. Pues, por destacar algunos hitos, Zambrano es el fundador del Concurso Internacional de Violín Frank Preuss, de la orquesta sinfónica, el coro y el doble cuarteto de la Universidad del Tolima, del coro de cámara de la ciudad de Ibagué, del sistema coral infantil y la dirección musical de la Fundación Musical de Colombia.Además, el homenaje contó con un concierto de sus obras en el que se destacó la presentación de la rapsodia Señora del paisaje, un homenaje a Leonorcita Buenaventura, conocida como la “novia de Ibagué”, artista amante de su ciudad a la que le dedicó su obra.“Esto es soñar con los ojos abiertos, nunca hice música para esperar estos reconocimientos tan calurosos y sinceros. Ha sido un camino de dedicar una vida a servir, a acercarse a la gente y siempre trabajar para que todo lo que sea importante para la música también sea importante para toda la gente”, agradeció Zambrano.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Desde el 25 de julio se está llevando a cabo la celebración de los 500 años de la fundación de la ciudad de Santa Marta, algunos sectores de la ciudad no estuvieron de acuerdo con las declaraciones del ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, Juan David Correa, quien habló acerca de conquista y esclavitud."Para nosotros, por Santa Marta no entró la civilización, ni la religión fue un bien para el país, ni el idioma castellano fue un bien para el país", afirmó el ministro, quien agregó: "Para nosotros, lo que va a ocurrir no es una celebración (...) Hubo un enfrentamiento y una colonización, y eso nos hace pensar en las personas que estaban en el territorio antes de que esas otras llegaran".El alcalde de Santa Marta, Carlos Pinedo Cuello, contestó a sus palabras por la red social X, donde mencionó: “desde Santa Marta rechazamos con firmeza las desafortunadas declaraciones del Ministro de Cultura, Juan David Correa, quien ha mostrado una grave falta de respeto hacia nuestra ciudad, su historia y su gente. La celebración de los 500 años de Santa Marta no es solo un evento local; es un hito de importancia nacional e internacional. Menospreciar los aspectos históricos de nuestra fundación es una ofensa no solo para los samarios, sino para todos los colombianos”.La Academia de Historia del Magdalena también se pronunció al respecto: "esta Academia celebrará la hispanidad y seguirá destacando de la ciudad su historia, su papel importante como puerto principal para la exploración y conquista de los territorios internos y lo que históricamente representó para el Reino de España".💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.En el 2020 se instauró la ley 2058 en la que se decreta a la Nación como partícipe de la celebración del Quinto Centenario de Fundación de la Ciudad de Santa Marta, “ La Nación hace un reconocimiento al Distrito Turístico e Histórico de Santa Marta, declarado patrimonio cultural de la Nación por ser la ciudad sobreviviente más antigua fundada por España en América del Sur y en razón a su riqueza biogeográfica y ecológica, a su diversidad cultural con presencia de los pueblos indígenas Kogui, Arhuaca, Arzaria, Chimila y Wayúu y de población afrocolombiana”, se lee en esta ley.Correa hizo alusión a esta ley y presentó una nueva carta en la que vuelve a mencionar la colonización y la participación de las comunidades en el quinto centenario: “entre otras cosas esa comisión no ha vuelto a sesionar porque uno de sus artículos fue demandado ante la Corte Constitucional (Sentencia C- 189 de 2022) por las comunidades negras, afrodescendientes, raizales y palenqueros por considerar que se había vulnerado sus derechos de participación. La corte tuteló sus derechos y determinó que ellos también integrarían la comisión, la cual se hizo extensiva a los pueblos indígenas, reconociendo de esta manera el lugar fundamental en esta historia.En esta carta el ministro resalta que no debe ser una celebración sino una conmemoración sin dejar de revisar el pasado y el comienzo de la fundación de la ciudad: “pensar en una conmemoración, 500 años después, es entonces un gesto de reconocimiento hacia pueblos indígenas y afrodescendientes que no sólo resistieron largos siglos de colonización, sino que también durante gran parte de la República han hecho esfuerzos para no ser condenados a habitar en los terrenos de la otredad”.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"No hay una estrategia, yo le llamo (a la política lingüista del Gobierno) un proceso confeti: hago aquí un concurso de poesía en náhuatl, aquí publico una novela en zapoteco (...) Pero no hay una estrategia integral", explica Aguilar, quien se muestra crítica con las políticas de protección de las lenguas indígenas por parte del presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador (2018-2024).Para la lingüista es significativo que el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas "cuente con tres veces menos presupuesto que lo que contó en 2021 la oficina para promover el béisbol", lo que en su opinión deja a las claras la falta de voluntad política al respecto.En el gabinete que ha anunciado la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, quien asumirá el próximo 1 de octubre, Aguilar sí ve algunos signos más positivos de cara al próximo sexenio. "Ahora con Claudia hay personas cerca que, creo, podrían influir para hacer una política lingüística necesaria", afirma la escritora.La pérdida de lenguas originarias en MéxicoSegún explica Aguilar, actualmente en México existen 68 lenguas distintas, que a su vez se subdividen en matices regionales creando hasta 365 sistemas lingüísticos diferentes, lo que muestra la riqueza lingüística del país, que no obstante se ha visto enormemente deteriorada, especialmente tras la independencia mexicana de España en 1821."Se calcula que para 1820 aproximadamente entre el 65 % y el 70 % de la población hablaba una lengua indígena y en la actualidad es el 6,1 %", asegura la escritora.Aguilar achaca esta enorme reducción a la construcción nacional de México, ya que parte del proceso de creación del Estado-nación es la disolución de las diferencias identitarias, principalmente las lenguas."En el caso de México la idea fue imponer la lengua de una minoría criolla que era la que hablaba castellano, como única lengua (...) básicamente para construir la idea de una identidad mestiza era importante que dejaran esas identidades y esas pertenencias a pueblos y naciones que no eran del Estado mexicano", explica.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.La propia Yásnaya, cuyo idioma natal es el mixe (lengua originaria del occidental estado mexicano de Oaxaca), ha experimentado en primera persona la pérdida paulatina de su lengua."Siempre digo que es muy triste ver en primera fila cómo va muriendo tu lengua", expresa la escritora, al asegurar que el proceso de deterioro de estas lenguas es más notorio entre la población joven."Si ves la tasa de transmisión, claramente ves que la población infantil ya no está jugando entre ella en mixe", señala la lingüista, que ve una gran diferencia entre niños y adultos de la tercera edad, entre quienes todavía abunda la comunicación en mixe.En opinión de Aguilar, la protección y conservación de las lenguas prehispánicas pasa por una menor intervención del estado en la educación de las comunidades indígenas."Pasa por la autonomía, que los pueblos (originarios) puedan tener sus propios sistemas educativos", sostiene la escritora, que defiende el derecho de las comunidades indígenas a la autogestión en este y otros aspectos sociales y políticos.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.