Dicen que los procesos creativos pasan de la imitación a la emulación y llegan, finalmente, a la innovación. En "Verdor" es la primera vez que N. Hardem se siente lo suficientemente libre como para proponer, para innovar. De su trabajo previo aprovechó la experiencia y la práctica: no sería posible encontrar su voz sin diez años de rap previos.