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Murió el periodista y escritor Antonio Caballero

A través de redes sociales se dio a conocer la noticia del fallecimiento de Caballero quien tenía 76 años.

Antonio Caballero
Antonio Caballero publicó en 1984 "Sin remedio", considerada por la crítica nacional como una de las novelas más representativas del género urbano en Colombia.
Archivo

Personalidades como Alejandro Santos, Vladdo y Gonzalo Guillén informaron a través de Twitter la muerte del escritor y periodista colombiano Antonio Caballero.

Caballero nació en Bogotá en 1945. Hijo del reconocido escritor Eduardo Caballero Calderón e Isabel Holguín. Sobrino del escritor Lucas Caballero Calderón (Klim) y hermano del pintor Luis Caballero Holguín. Asimismo, cuenta con antecesores entre los cuales está su tatarabuelo, el poeta José Eusebio Caro; su bisabuelo, el político Miguel Antonio Caro; su abuelo, el general Lucas Caballero Barrera y su primo hermano también educador, Agustín Nieto Caballero. Dentro de sus antecesores, por parte de su madre, se encuentran los políticos Carlos Holguín Mallarino y Jorge Holguín. Por parte de su tatarabuela, Francisco Mariño y Soler. Y su primo Felipe López Caballero.

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Estudió algunos años de su formación primaría en el Colegio Ramiro de Maeztu en Madrid (España) que complementó con una educación familiar cuando vivía en Tipacoque, Boyacá. Durante los años 1950, a raíz del cierre del diario El Tiempo, donde laboraba su padre, vivió entre España y Colombia. Más adelante gozó de una educación privilegiada, primero en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, y después en el Gimnasio Moderno, uno de los colegios más reconocidos de Bogotá y donde se recibe como bachiller. Comenzó sus estudios de Derecho en la Universidad del Rosario, aunque aprovechando el reciente nombramiento de su padre como embajador en la Unesco, se trasladó a París donde continuó sus estudios en Ciencia Política, abandonando así la práctica del derecho.

Uno de los primeros hechos que lo impactó políticamente fue la Revolución Cubana de 1959, pero su inicio en el periodismo sería durante su estancia en París, cuando presenció uno de los eventos más esenciales para su generación: el Mayo de 1968. París fue el escenario de una serie de revueltas que por primera vez mostraron la capacidad de organización y rebelión de una generación desencantada frente al orden establecido. Sin embargo, a raíz del caos que desataron las revueltas, la facultad de Ciencias Políticas cerró y Caballero no pudo continuar sus estudios, por lo cual se vio forzado a volver a Bogotá. Ya colaboraba con El Tiempo desde 1964, pero como caricaturista, con su serie Cartones que se publicó en ese diario hasta 1974.

Poco después volvió a Europa, donde viajó por Italia, Grecia, España e Inglaterra. Se instaló en Londres donde comenzó a trabajar para la BBC de Londres y la revista The Economist. Posteriormente se trasladó a Roma, donde permaneció alrededor de un año antes de partir a Grecia. Allí se instaló en Cefalonia donde subsistió durante un año de los dibujos que vendía semanalmente.

De Grecia partió a Madrid cuando Juan Tomás de Salas fundó la revista Cambio 16. Allí escribió para la revista hasta 1975, el año en que murió Francisco Franco. Regresó entonces a Colombia para escribir en la revista Alternativa, la cual había sido fundada en 1974 con el propósito de mostrar las luchas populares y brindarle voz a la oposición política y los sindicatos que en ese entonces se empezaban a articular contra el establecimiento, pero que eran ignorados y solo vistos como bandolerismo o sindicalismo subversivo.1​ Permaneció como jefe de redacción y corresponsal internacional de la revista hasta su última publicación. Allí publicó dos series de caricaturas, bajo el título Macondo y El Señor Agente.

Sin embargo, en una conversación con Enrique Santos, aseguró que escribir en la revista había reprimido su estilo y tono de escritura, puesto que cualquier artículo debía pasar por un consejo de redacción para ser corregido y aprobado. Su voz pasaba entonces a formar parte de la voz unívoca en la que se conglomeraba las otras voces del grupo de Alternativa.

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En la década de los 80 fue columnista de El Espectador. Pero en 1996 regresó a la revista Semana. Desde entonces sostiene una columna semanal sobre política y actualidad y la serie de caricaturas Monólogo. Desde estos espacios de opinión se ha caracterizado como uno de los críticos más agudos de los sucesivos gobiernos de Colombia y de la influencia de Estados Unidos en la política interna colombiana.

A raíz de la llamada "Guerra contra las Drogas" y la instauración del Plan Colombia, Caballero ha denunciado por muchos años la presencia del narcotráfico en la vida social, militar, política, artística y religiosa. En su discurso siempre sale a relucir lo ineficiente de la lucha en contra de las drogas, la doble moral de los países consumidores frente a los productores, la conveniencia de los primeros en mantener una guerra en contra de los narcotraficantes y la de la clase dirigente de los países productores al escudarse en este conflicto para mantener las desigualdades.